Roberto Arlt fue uno de los mas grandes escritores no solo de Argentina sino del mundo pero lo que suele rescatarse de su obra no es precisamente su labor cotidiana sino sus tres grandes novelas, la inicial El juguete rabioso, Los lanzallamas y Los siete locos.
Arlt, sin embargo, escribio uno de los mejores registros de la vida cotidiana argentina durante la decada del veinte y principios del treinta, entrando en la psicologia particular de todas esas personas con las cuales convivia a diario.
Y, pese a tener una vision muy desarrollada para captar los matices de todo cuanto lo rodeaba, Arlt cae en el lugar comun de hablar mal de los comerciantes que luchan, en plena crisis, para ganarse un peso, sin ver realmente su psicologia, sin entender como esos hombres deben trabajar dia tras dia durante años para levantar un pequeño, a veces infimo, capital.
Entre los mejores registros sobre la vida de un comerciante, sus penas, alegrias y pesares no hay nada mejor que el cuento del premio Cervantes 1990, Adolfo Bioy Casares, "Cavar un foso". En el cuento, dos jovenes compran un hotel y, al ver que el negocio no funciona como debiera,terminan cometiendo una gran desgracia que los persigue como los viejos fantasmas de Shakespeare hasta el desenlace final, mejor dicho: hasta el sorpresivo desenlace final.
La vision de Bioy parece señalar no solo que el crimen no paga sino que siempre debe optarse por el buen camino pero es obvio que un cuento siempre debe contar con una sorpresa final, una parabola para el lector y un ritmo que vaya increcendo pagina a pagina.
En la vida real, sin embargo, un problema como ese podria haberse solucionado de otra manera porque, mas alla de la imaginacion pavorosa de Bioy existe una empresa llamada Hostel Pime cuyo trabajo es ser una de las mejores asesorias turisticas de toda España.
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